César González Manjarrés, «Nací en Siete Iglesias de Trabancos, pueblecito vallisoletano, donde crecí dentro de una familia de clase media, y en el que vivo junto a mi mujer (Tina) y mis hijos (Diego y Mario).
Mis padres, Concha y Sarito, se esforzaron para que tanto mis tres hermanos como yo, tuviéramos estudios universitarios. Y fue estando en la Universidad – estudiando Arquitectura Técnica – donde se materializó la afición por la pintura que desde pequeño tenía. De hecho, a los 10 años, estando en la escuela, dibujaba y pintaba por puro instinto y así seguí hasta los 18 años dibujando y pintando con acuarelas de forma espontánea sin estar mentalizado de lo que hacía.
Todo empezó hacia el año 1976, estudiando en Madrid, que sin saber porqué, compré un papel para óleo, dos pinceles y tres tubos de pintura de óleo, y me puse a pintar sin haber cogido un pincel en mi vida. Y tal y como me pasaba de pequeño, las manchas se convertían en algo tangible, natural, real. A partir de ahí, me interesó mas en serio lo de la pintura por lo que leía todo lo que caía en mis manos, iba a galerías y practicaba por libre en casa. Pronto empecé a crear cuadros cada vez mas complicados hasta que vi. un programa de TV presentado por Mari Cruz Soriano en el que cada día se exponían cuadros de distintos pintores, que no eran mejores que los míos. Por lo que me decidí a escribir y después de ver mis cuadros, decidieron exponerlos en dicho programa. A partir de ahí, me llamaron varias galerías y particulares interesándose por mis cuadros, lo que me dio pie a pensar «joer, parece que esto gusta». Desde ese día la pintura ha estado siempre presente en mi vida compaginándola con los quehaceres de cada momento y desde hace unos años dedicándome en exclusiva a ella.
Desde 1996, me dedico exclusivamente a la pintura, compaginando la creación de cuadros para exposiciones y venta, con trabajos de decoración (en especial murales y trampantojos) e impartiendo clases particulares de dibujo y pintura en varias localidades de la provincia de Valladolid.»
Fuente: Cesar Gonzalez Manjarres
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